jueves, 25 de noviembre de 2010

El par 23 y el "Día de la no violencia f... familiar"


Mujer y hombre, hombre y mujer. Ambos tenemos 23 pares de cromosomas y en el mundo occidental, teóricamente, los mismos derechos. Pero no somos iguales, ¿quién podría negarlo? El par número 23 de ADN nos diferencia. La mujer es XX, el hombre XY. He ahí la diferencia. Y es esa magnífica diferencia –magnífica porque es parte de nuestra humanidad- en la que se basan muchos para fundamentar injustas desigualdades.

Gracias a la diferencia de nuestros cromosomas sexuales, aceptamos que somos diferentes no solo en el aspecto biológico sino también en el psicológico. Y si bien la constitución de nuestro par 23 no ha cambiado ni cambiará, la civilización, o sea, el aspecto social que también es parte de nuestra humanidad sufre cambios constantes.

Es la evolución social, la civilización la que nos empuja a la integración. Es la lucha de mujeres y hombres por la igualdad de género la que nos demuestra que, a pesar de ese par 23 y de todas las diferencias que éste origina, hombres y mujeres tenemos, deberíamos tener, los mismos derechos.

¿Por qué los hombres, por tener una Y en lugar de una X, tenían y tienen (en muchos países) más derechos que las mujeres? ¿Es por su mayor fuerza física, por su alargado órgano sexual o por su capacidad de ser animales más velludos?

Y del mismo modo, ¿por qué las mujeres deberían tener más derechos que los hombres? ¿Es porque pueden albergar otra vida dentro de su vientre, parir y dar de lactar? Es lo mismo. Ninguno debería tener más derechos que el otro porque ambos son parte de una misma página. Cara y contracara, cara y sello, izquierda y derecha. Ni el uno ni el otro, sino los dos.

Hoy, 25 de noviembre, se celebra el día internacional de la no violencia contra la mujer. ¿Problema del par 23? En otras palabras, ¿problema de género? La respuesta es no. La violencia contra la mujer es un problema social; no biológico, no de género, no de ser una XX. Porque si solo fuese un problema de ser XX, todas seríamos violentadas y del mismo modo, los hombres no figurarían en las estadísticas de violencia familiar.

Un aplauso por el día de la no violencia contra la mujer, porque es injusto que su dignidad física y psicológica se vea golpeada, apuñalada, pateada y disminuida, como si fuésemos seres inferiores. Pero también analicemos el problema no de manera superficial, no porque simplemente es un XY atacando a una XX. La violencia contra la mujer, así como la violencia contra el hombre, es un problema social.

Camino a la integración, celebremos el día de la no violencia contra la mujer pero no olvidemos de celebrar el día de la no violencia contra el hombre. Desde una perspectiva social, humana, civilizada, ¿por qué no celebrar entonces este día como el “Día de la No Violencia Familiar”?

Emily Espinoza 

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